Previamente a la conquista romana de las Baleares, estas fueron habitadas por un pueblo famoso por sus guerreros de infantería diestros con la honda. Eran conocidos por todo el Mediterráneo y trabajaban como mercenarios para el ejercito que mejor pagara. Sabemos, por ejemplo, de su importancia en las guerra púnicas (romanos contra cartagineses) y en la conquista romana de las Galias como parte de las tropas auxiliares.
Gracias al poeta Licofron de Calcis (280 aC) nos ha llegado una anécdota sobre como criaban estos pueblos de honderos a los niños, que espero fervientemente que se tratara de una anécdota o una exageración. Las madres entrenaban a los muchachos desde bien pequeños en el arte de la puntería con la honda, colocando un trozo de pan o una olla de barro sobre un árbol o palo. El niño, en ayuno, debía acertar el blanco si es que quería comer algo.
Y aquí nosotras todas preocupadas si se han comido el brócoli o no...
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