Mostrando entradas con la etiqueta dormir. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta dormir. Mostrar todas las entradas

viernes, 24 de noviembre de 2017

EL COLECHO EN LA PINTURA, TAN BONITO COMO EN LA REALIDAD

La princesa de mi casa hace unos meses que ha pasado a dormir en su habitación, en su cuna. Poco después de dejar la lactancia materna nos decidimos a dar ese paso, ya que dormía toda la noche o prácticamente toda la noche.
Nuestra hija se hace mayor y los dos años parecen ser un hito enorme para ella: habla por los codos, deja el pecho, duerme sola y del tirón...
Por fin es momento de usar la cuna, esa cuna que estaba montada desde que cumplió los seis meses y que apenas ha usado para las siestas. Por fin le sacamos provecho (menos mal que es heredada). Y ahora que nos damos cuenta, a pesar de que es una cuna grande, se le queda pequeña y habrá que colocar una cama en su lugar.
Ha pasado el momento. Ya no dormimos juntos los tres: mamá, papá y Julia en forma de H. Se acabaron las noches de mil despertares, de dormir con la teta fuera, de notar sus pies encima de la cara.
En honor a esta nueva etapa os cuelgo algunas imágenes para que saquéis cuando os digan que dormir con los niños es cosa de modernas y que toda la vida han dormido en su cunita.






Contadme vosotras a qué edad vuestros peques se han ido a su cama y compartid con el mundo lo maravilloso que es sentirlos a tu lado!

lunes, 23 de octubre de 2017

CRIANDO A DOS PEQUEÑOS, EL TAMBORILERO TRAVIESO DE NICOLAES MAES

Hoy me he topado con esta pintura de Rembrandt, titulada el tamboliero travieso o desobediente, que se encuentra expuesto en el museo Thyssen Bornemisza
En la escena vemos una madre con un bebé pequeño que al fin se ha dormido en la cunita. A su lado hay un niño mayor, presumiblemente el hermano mayor jugando con su juguete favorito, un tambor. Pero el niño no está tocando, sino sollozando muy apenado, realmente apenado.
Seguramente mucha gente juzgara enseguida la estricta disciplina del pasado o la amenaza en la cara y en la mano de la madre. Sin duda da penita ese niño, pero si practicamos la empatía nos damos cuenta de la situación de otra manera. Seguro que también había bebés muy demandantes, o que les costaba mucho dormir, puerperios difíciles y casas enormes por atender. 
Esa madre quiere silencio y que el pequeño duerma al fin, tal vez tras una noche difícil.
¿Alguna de vosotras es capaz de ponerse en su lugar?