viernes, 11 de agosto de 2017

SÍ A LAS VACUNAS, LA POLIOMELITIS DE FRIDA KAHLO

De todos es conocido el debate que se da desde hace varias décadas sobre poner o no poner las vacunas a nuestros pequeños. 
En este sentido no vacilo ni un segundo, un rotundo SÍ A LAS VACUNAS desde mi blog. Julia sigue sin faltar el calendario de vacunas que establece nuestra comunidad autónoma y no entraré en un debate con nadie. 
No soy quién para dar explicaciones científicas, para eso podéis acudir a vuestros médicos de cabecera, pediatras, organizaciones de salud local y mundial, reportajes e investigaciones varias. Como siempre yo os daré mi punto de vista desde el arte y la cultura, haciendo una entrada sobre una gran artista del siglo XX que sufrió de poliomelitis, enfermedad de la que vacunamos a nuestros peques antes de que cumplan el primer año.

Quería apuntar que en mi familia, una hermana de mi madre, mi tía Pilar, contrajo poliomelitis a la edad de 6 meses y le dejó unas graves secuelas físicas. No pudo andar hasta los 9 años. Mi madre, unos cuantos años más pequeña que Pilar, pudo vacunarse y no imagino mayor suerte que esa.

Para quienes no la conozcáis, Frida Kahlo es una de las artistas mexicanas contemporáneas más importantes, su estilo y manera de pintar son inconfundibles. En su obra encontramos muchos autorretratos y escenas personales, ya que su pintura es principalmente autobiográfica.
Frida contrajo polio sobre los 7 años, la enfermedad le dejó postrada en cama prácticamente un año y dejó en ella secuelas físicas y psicológicas. Su padre la animó y practicó con ella numerosos deportes para rehabilitarla, pero a pesar de ellos fue una niña marcada por la soledad de no poder salir a jugar con otros. 
Ella juega sola, 
Más tarde, de joven, sufriría un grave accidente de tráfico que lo empeoraría todo muchísimo más, la dejaría muy maltrecha. Por otro lado, esta inmovilidad "obligada" empujó a Frida a la pintura, por la que no había mostrado mucho interés anteriormente.

A continuación os dejo algunas de sus obras que reflejan esta soledad.

Cuatro habitantes de la ciudad de México

Niña con collar

Para acabar os dejo una de sus citas favoritas.

“Y tú bien sabes que el atractivo sexual en las mujeres se acaba voladamente, y después no les queda más lo que tengan en su cabezota para poderse defender en esta cochina vida del carajo”.

Si algún día os apetece os cuento también su historia de amor y su imposibilidad para ser madre.

sábado, 5 de agosto de 2017

LOS RELOJES DERRETIDOS DE DALÍ Y DÓNDE SE MARCHA EL TIEMPO DE LAS MADRES


¿Os ha dado alguna vez la sensación de que el tiempo que tenéis no basta para nada?

¿Recordáis aquellos viejos tiempos en los que te podías tumbar a leer un libro, ver una peli, despertarte a la hora que te viniera en gana en fin de semana? 

Yo procuro no pensar mucho en ello porque me daría algo, pero si algo me falta en el día son horas. Acabo la jornada cansada a más no poder, la casa no muy limpia que digamos y mil proyectos pendientes de hacer. 

Ayer me acosté a la hora de la niña en verano, a las 22.30 y trasteé un buen rato en mi móvil para cotillear mi grupo de facebook favorito, envié unos whatsapps a unas amigas y caí rendida! Ya ha pasado casi la mitad del verano y las horas pasan muy pero que muy deprisa, los días se funden unos con otros.

Al nacer Julia dejé de trabajar y acordé con mi marido apretar el cinturón hasta que cumpliera dos años, o en su defecto hasta que me quedara embarazada de nuevo. No trabajar fuera de casa hace que pierdas la noción "normal" del tiempo. No hay nada que diferencia prácticamente un martes de un viernes, las anotaciones del calendario han cambiado de reuniones y conferencias a citas con el pediatra y poco más.

Dejar el trabajo no es fácil, abandonas el mundo de los adultos durante una buena temporada, no tengo grandes conversaciones interesantes, ya no discuto de política, ni investigo sobre mi profesión. Mis amigas, que son de las mejores, siguen viéndome, pero no estamos en el mismo punto ya. Soy la única que tiene un  hijo y las charlas sobre los trabajos, conciertos, fiestas y viajes se me hacen algo extrañas.

Los meses pasan deprisa y los días que comienzan con gran energía por parte de las dos, acaban alargándose cuando ya no podemos más y se acerca la hora de dormir.
El tiempo se funde, como el de los cuadros de Dalí. Me imagino el día que me tenga que reincorporar a la vida laboral con ilusión pero al mismo tiempo con miedo. Julia crecerá e irá algún día al cole, será un poco menos dependiente, pero falta aún mucho tiempo.

El cuadro sobre el que os hablo hoy es una obra de Salvador Dalí, de 1931 y aunque todo el mundo la llama Los relojes blandos o Los relojes derretidos, se titula La persistencia de la memoria. Para Dalí el tiempo y la memoria eran algo fugaz y relativo.